31.07.19 Irene S.

 

Somos afortunados de vivir en un territorio que puedes recorrer de punta a punta a lo largo de una única jornada. Maratoniana jornada, ¡sin duda! Pero piensa que tienes paisajes totalmente distintos con la diferencia de unos pocos cientos de kilómetros. De desiertos, a montañas con nieves perpetuas, ríos caudalosos, dehesas mediterráneas, playas infinitas, acantilados, bosques, estepas… Maravillosos entornos, pueblos y comarcas donde la naturaleza en plena ebullición marca la vida de sus habitantes.

Para un madrileño o urbanícola de similar procedencia, esta experiencia nos deja impresionados.

 
A la gente de ciudad nos cuesta saber dónde está el norte, o de dónde sopla hoy el viento. Nos hemos alejado peligrosamente del ritmo vital que marca la naturaleza, y cuando volvemos a ella, nuestro más íntimo origen se re-enamora.

No es de extrañar que cuando nuestro destino vacacional o de escapada, implica reencontrarse con la naturaleza, el campo, la montaña… Nos surjan los más hondos deseos de abandonar la fría y desagradecida ciudad, y emerger en una nueva vida con una fidelidad mayor a lo que de verdad somos. 

Te recomendamos los destinos rurales que te harán despreciar tu inmunda realidad de urbanita con el corazón asfaltado. (Nota: Estos síntomas suelen desaparecer a la semana o diez días de volver a tener contacto con la contaminación y el hormigón. Usad esta información como más gustéis).