01.03.21 Irene S.

Esta es una historia de encuentro intergeneracional. De cómo lo mejor de antes y lo mejor de ahora, consiguen no solo convivir, sino potenciar al máximo las virtudes de dos tiempos, de dos generaciones, del pequeño comercio y de la gran red.

Carnicerías Guillermo abrió en 1890 (¡ahí es ná!) su negocio en Peñaranda de Bracamonte, un pueblo situado entre Madrid y Salamanca donde se ofrecían las mejores carnes y embutidos a todo el que por allí pasaba. Tienen una segunda tienda física en el mismo Salamanca, a 10 minutos andando de la Plaza Mayor, y desde hace dos años han vivido el boom del comercio online, lo que es toda una suerte para que cuantos más posibles podamos disfrutar de sus maravillosos productos: carnes de primera como ternera, cerdo, pollo, cordero, jamones y embutidos, quesos, hornazo, y mucho más.

Y aquí es donde se obra la magia del encuentro. Guillermo padre se crió y vivió encima de la carnicería toda su vida, y junto a su mujer Mª Paz han sabido seguir el camino iniciado por la generación anterior, y a la vez inculcar a sus hijas el amor por el trabajo bien hecho, por el esfuerzo y por el cuidado del cliente como si de un miembro más de la familia se tratase.

María y Estefanía, cuarta generación y dedicadas cada una a sus respectivas profesiones, se dieron cuenta enseguida que el producto de calidad de sus padres era algo especial y nada común, y revolucionan el día a día de esta carnicería poniéndoles en el mapa digital, realizando una web de venta online que lleva a todo el territorio nacional lo mejor de sus orígenes, incluido lo más difícil, el cariño, el servicio personalizado, la cercanía y la sonrisa, obrando así el abracadabra.