Ir al mercado me resulta ya de por sí estimulante. Los mercados de verdad, sin súper ni hiper delante. Pasear por los puestos, ver ese derroche de producto tan cuidado, los profesionales entregados y cercanos, y sobre todo, ir capturando los tesoros en los diferentes rincones. 

 

Ayer en La Noche de los Mercados, nos acercamos al Mercado de La Paz, lugar que adoro y en el que puedo acampar horas. Si no estoy comiéndome un pincho de tortilla en Casa Dani, estoy comprando pasta fresca casera recién hecha en Matteo Cucina, mirando embobada los jamones Joselito de La Boulette, comprando fruta en El Abuelo Pedro o unos carabineros para perder el sentío en La Central. 

 

Este evento también tenía lugar en el Mercado de Antón Martín y Las Ventas. Mi siguiente reto es marcarme la ruta de la noche de los Mercados y emular al Chimo Bayo más foodie. Dadme tiempo. 

 

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