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larga vida a mantequería Andrés, casi 150 años #on

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Irene S.

27.08.18

Cada vez es más difícil encontrar lugares como este, y cuando lo haces, lo mejor que puedes hacer es añadirlo a tu lista de lugares imprescindibles de la ciudad, sin los cuales no reconocerías sus calles, su esencia, y su carisma.

Estos supervivientes llevan alimentando y dando cariño a sus clientes desde 1.870, ahí es ná, y están en plena forma para mantenerse muchísimos más. Eso deseamos todos sus asiduos.

 

Con vistas a la Puerta de Toledo, en el centro y a solo un paso del rastro, en el Paseo de los Olmos 3, se encuentra esta maravillosa y genuina tienda, mantequería, ultramarinos, donde encontrarás una gran variedad de productos, y todos buenos.   

En el mostrador de la Mantequería Andrés, lo más normal es encontrarte a las 4 generaciones de Andreses contando el origen y las peculiaridades de unos garbanzos, unos yogures, unas latas de mejillones o unos dulces típicos. Todo bueno, todo rico, todo con una historia y un porqué. Pasar un rato con ellos es a la vez entrañable y admirable, es el arte de atender al cliente y alegrarle el día, ofrecerle lo mejor de tu casa de manera honesta y humilde. Es el oficio de tendero con toda su genuinidad y el milagro de haber sobrevivido hasta hoy, y parecer más vivo que nunca entre sus paredes.

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La tienda es pequeña y muy bien aprovechada. Cada rincón de las paredes y estanterías se visten con latas, botellas, botes, cajas y un largo etcétera. La espera, que casi siempre está garantizada, se te hace muy entretenida solo levantando la vista del teléfono móvil y observando alrededor. Hazte ese favor.

Los parroquianos son (somos) variados y de todo tipo. Desde la señora mayor que pide 100gr. de jamón de York finito para su cena de esa noche al foodie profesional en busca de un pastel ruso, o a la parejita joven que hace acopio de los famosos mejillones estrellaos. Se desvivirán por encontrarte algo que una vez viste, que alguien te contó, que en algún lugar probaste o incluso que soñaste. Si está en su mano, te lo traerán.

En esta realidad de prisas y entregas por internet, de compras impersonales y cada vez más autómatas, poder disfrutar de una charla animada en el mostrador de este templo del pasado es a la vez especial y nostálgico. Podrían tener más cosas y mejores, la tienda podría ser más grande y minimalista, podría haber más personal o un auto-cobro, pero dejaría de ser lo que es, un cúmulo de profesionalidad y amor por la profesión que te reconcilia con la comunidad.

Andrés, no nos faltes nunca.

mantequeriaandres.com

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