¿Qué estás haciendo para sobrellevar el estado de alarma?

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Lo primero de todo, cumplir con las recomendaciones sanitarias gubernamentales, asi que no salgo de casa desde el día 13 de marzo y espero que pase bastante tiempo hasta que haya un motivo de fuerza mayor para salir de casa.

Por lo demás, alguien como yo, que se pasa fuera de casa por motivos laborales al menos dos tercios del año, siempre tengo cosas que hacer en casa y que me tienen la mayoría de mi tiempo ocupado.

En la última semana entre mi mujer y yo hemos hecho zafarrancho le limpieza y orden en toda la casa, creo que como todo el mundo, he empezado a llevar adelante una labor que hacía tiempo que tenía que hacer, colocar y catalogar toda mi biblioteca y también dedicamos algo de tiempo también a hacer algo de ejercicio cada día, pintar miniaturas (un hobby que ocupa buena parte de mi tiempo libre) y por supuesto leer.

Aparte aprovecho para, como no podía ser de otro modo, cocinar y enseñar a mis seguidores de Instagram y Twitter que para cocinar rico no hay que tener todos los ingredientes del mundo en casa, así que he puesto en marcha un Hastag, #CocinaDeResistencia, para que todo el mundo ponga sus recetas, sus platos y todo aquello que cocinan con lo que hay en casa, sin tener que salir al supermercado.

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Además, mucho contacto con amigos y familia vía teléfono o telemática, y mucho pensar y reflexionar acerca de cómo vamos a hacer para volver aún más fuertes cuando esta ola se pase.

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¿Qué pedirías a la sociedad cuando la situación vuelva a la normalidad?

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Con respecto a que pediría, solo pienso que seremos capaces de ayudarnos y apoyarnos, habrá mucha gente a la que el virus le habrá infectado sus negocios y empresas, mucha gente que perderá su trabajo y que necesitaran apoyo, eso es lo que creo que todos empezaremos a pensar, el virus no respeta fronteras, pero nuestros vecinos, amigos y conciudadanos necesitaran de nuestro apoyo, y nosotros necesitaremos el suyo.

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¿Hay algo que esta crisis te esté enseñando?

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No es que esta crisis me enseñe algo nuevo, eso es algo que procuro hacer cada día, con o sin crisis. No me ha sorprendido el espíritu solidario de nuestros compatriotas, no me ha sorprendido la estupidez de quienes ponen en riesgo la vida de los demás solo por cumplir un capricho o por lograr 30 segundos de gloria “guasapera”, no me ha sorprendido el agradecimiento sentido y esperanzador de la población a nuestro personal sanitario  ni me ha sorprendido la falta de altura de miras de quienes han de cumplir precisamente con esta condición.

Pero si me ha sorprendido que vivamos esta situación, en la mayoría de los casos, con normalidad, sin aspavientos sociales e incumpliendo todas las premisas que sobre el papel se cumplirían en el caso de producirse lo que estamos viviendo.

Estamos dando, en la mayoría de los casos, más de lo que se esperaba de nosotros, y eso hace que yo mismo me sienta orgulloso al menos de quienes conozco y me rodean.

Solo que unos padres sean capaces de convencer a un niño o una niña de que no salir a la calle en un mes es algo loable... Me hace quitarme el sombrero.

Chapeau por todos ellos.

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Unas palabras de ánimo para los que se encuentran en vuestra misma situación.

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Necesitamos ánimo, necesitamos mirar al horizonte, saber que está ahí, que por más lejano que se nos aparezca va a ser algo que nos va a llegar, que vamos a salir de esta, que al menos vamos a poder volver a trabajar, a poder luchar de nuevo para intentar salir del hoyo en el que nos hemos metido sin comerlo ni beberlo.

Nuestro horizonte no está en volver a lo mismo que teníamos sino en poder volver más fuertes, mas ilusionados, más confiados y mucho más convencidos de que más tarde o más temprano el éxito nos acompañara.

Lo lograremos si aprendemos que solo juntos lo lograremos, que hemos de pensar en un bien común, por más grande, pequeño, cercano o amplio que este bien común sea, en que cada uno de nuestros esfuerzos se sumará sin duda al de los demás, en que hemos de dejar de pensar en que pueden hacer los demás por cada uno de nosotros y empezar a contemplar que es lo que cada uno de nosotros puede hacer por los demás.