¿Qué estás haciendo para sobrellevar el estado de alarma?

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Estamos en casa, mi esposa y mis dos hijas. Me siento afortunado por las circunstancias que me rodean en este confinamiento forzado. Trabajo cada día en ideas nuevas, intento mantener contacto con el exterior cada día con amigos, conocidos, familia, grupos... y les escribo o llamo por teléfono. Me planifico para hacer ejercicio, cocino más que nunca, me mantengo informado de la evolución de la crisis. Cada día me lamento de no poder hacer más, me gustaría estar "en el frente". Intento en mis redes sociales entretener a los demás, incluso arrancarles una sonrisa. La situación es dramática.

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¿Qué pedirías a la sociedad cuando la situación vuelva a la normalidad?

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Nada volverá a ser como antes. Esta circunstancia que estamos viviendo no cabe duda que nos marcará. A unos con heridas profundas, otros con marcas invisibles. Nos miraremos diferentes y hasta el futuro lo veremos diferente. El día en que podamos abrazarnos, les diría abrazaros sin remilgos, el día en que podamos bailar pegados, les diría bailemos. El día en que  podamos volver a comer juntos sin distancia de seguridad, bendeciría las mesas corridas, y les diría que nada nos vuelva a separar nunca más.

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¿Hay algo que esta crisis te esté enseñando?

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Desafortunadamente sí. Me está enseñando el valor de seres humanos que en esta crisis son "la trinchera". Personas anónimas que, en el ejercicio de su profesión batallan cada día con su alma y sin apenas armas, con su cuerpo y con su vida. Endiosamos a deportistas, artistas... y hasta cocineros, hoy homenajeamos cada día a estos héroes anónimos, Cualquier agradecimiento es poco, cualquier homenaje es nimio. Esta crisis me ha enseñado el verdadero sentido de los valores y de la empatía.

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Unas palabras de ánimo para los que se encuentran en vuestra misma situación.

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Cada situación es diferente, sin embargo estoy seguro de que muchos compañeros de profesión miran hacia cocineros que, tal vez, podamos de alguna manera ser referentes para ellos. Decirles que sus preocupaciones, sus problemas y sus inquietudes, son las mismas que las nuestras. Tenemos que mirar hacia adelante con la seguridad de que nos vamos a encontrar pronto, en un futuro diferente al que estamos viviendo y del que sabremos reponernos. Tenemos la obligación de invocar todos el optimismo para que el pesimismo no se apodere de la sociedad. Y el primer día que podamos, levantaremos nuestras persianas para recibir, como siempre, a todas aquellas personas que tengan un motivo que celebrar. Y ese día, que hoy vemos lejano, nos hará olvidar por unos instantes, posiblemente contengamos alguna lágrima, pero eso no nos impedirá brindar felicidad a los demás. ¡Nos vemos pronto!